Grasas saludables y porqué debes incluirlas en tu alimentación

Apuesta por el AOVE, el pescado azul, los frutos secos y el aguacate

Con permiso del azúcar, las grasas han sido desde tiempo inmemoriales las grandes enemigas de toda alimentación que se precie saludable o de toda dieta que se tilde de sana. Y aunque con el caso del azúcar no nos bajamos del burro -deberíamos prescindir al máximo del azúcar añadido-  cuando se trata de las grasas podemos hacer una excepción. Y ahí es cuando entran las grasas saludables, imprescindibles para una correcta alimentación.

 

Y sí, sabemos que a priori las palabras “grasas” y “saludable” no acaban de casar, pero nada más lejos de lo contrario: los alimentos que contienen grasas saludables son buenos y necesarios para nuestro organismo. Eso sí, alejémonos de los extremos: hay que consumirlas de forma controlada, ya que contienen un alto valor calórico.

 

Entre las grasas saludables encontramos un Rey, el aceite de oliven virgen extra, más conocido en los últimos tiempos con el nombre de AOVE. Éste contiene un 99,9% de grasas entre las que están los ácidos grasos monoinsaturados y polifenoles con efecto antioxidante y antiinflamatorio. Cabe sumar que el AOVE conserva todas sus propiedades aún habiéndose sometido a altas temperaturas, de ahí que sea tan adecuado para cocinar y esté tan presente en la laureada dieta mediterránea.

 

El otro estandarte de las grasas saludables es el pescado azul, un alimento imprescindible para nuestro cuerpo. Rico en ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3, por ejemplo, el pescado azul debería consumirse al menos una vez por semana. Hablamos de salmón, de sardinas, de anchoas, de jureles y de bonito y atún.

 

El pódium de las grasas saludables lo completan los frutos secos, especialmente si son tostados y no contienen sal. Alimentos como las nueces, por ejemplo, generan omega 3, omega 6 y contienen fibra, proteínas, calcio, potasio, magnesio, hierro… En definitiva, constituyen una fuente de energía esencial. A la lista de frutos secos que podemos añadir a nuestra dieta, especialmente como tentempié o merienda (para aguantar mejor hasta las horas de las comidas) sumamos los anacardos, las avellanas, las pipas de girasol o las semillas de chía, linaza o sésamo, entre otras. Como curiosidad, ¿sabías que el cacahuete es en realidad una legumbre oleosa y no un fruto seco? Es muy apropiado porque es fuente de proteínas vegetales y fibra.

 

Y la mención especial va para el aguacate, auténtico oro verde en nuestras cocinas y platos. Fuente de ácidos monoinsaturados, de potasio y de vitamina E, es un alimento cuyas grasas son saludables siempre que no abusemos de su ingesta.